domingo, 28 de abril de 2019

Felicidades, papá

Delcalza
el agua tibia del verano
mojaba tus pequeños pies
bajo la sombra de una higuera.
Entonces tú me mirabas
con la sonrisa
cansada y dulce
de quien nada teme
de quien nada espera.
Entonces tú me mirabas
con la certeza de que el tiempo
nos regalaría la oportunidad
de vernos siempre
con los mismos ojos.
El sol era otro
y la vida se antojaba entonces
hermosa y apacible.