jueves, 7 de septiembre de 2017

En la piel

 Hoy he estado pensando en si algún día cinco me ha pasado algo importante o que merezca la pena recordar. No. Tampoco un siete. Pero sí en septiembre. A mi hermana hoy, hace dieciocho años, le quedaban 15 días para conocer al que sería el hombrecito de su vida. A mí, que tenía entonces siete años, me quedaban también 15 días para conocer al que es hoy, sin ninguna duda, el hombre de mi vida. Y al que lo será siempre. A veces me sorprendo con lágrimas en los ojos cuando veo fotografías de cuando era pequeño. Sobre todo esas en las que sale con un pantalón de pinza corto negro y una camisa azul celeste. También con una esclava de oro enterrada entre la carnecita de sus diminutas muñecas. Lo quiero; lo quiero mucho. Y a veces, cuando una está irascible y susceptible, mira a su derecha y en su corazón afloran los más bellos sentimientos; un amor como pocos: puro, noble, incondicional y desinteresado. Un amor por el que merece la pena vivir y morir. En la piel.


Ya es Gerardísimo y para mí siempre será Gerardito. 


1 comentario:

  1. ¡¡Al fin!! Me encanta ver esto. No solo por lo bonito que es por fuera, sino por lo que sé que significa para ti y las ganas que tenias. Sentimiento que sin duda transmites en esta entrada.
    Me encanta.

    ResponderEliminar