Otras veces hoy, que se cumplen diez años de la muerte de Ángel
González.
Quisiera estar en otra parte,
mejor en otra piel,
y averiguar si desde allí la
vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas
tardes.
Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en
otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo
zumo acre,
si todos los recuerdos en todas
las memorias
desprenden este olor
a fruta madura mustia y a jazmín
podrido.
Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel
que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos
de todo lo que nunca enterrará el
olvido.
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