“Resulta extraño.
Si alguien me hubiese visto el corazón, habría encontrado una ternura
desbordante por las cosas y las personas de aquel tiempo, por la cálida
exuberancia de aquella vida, y por los silencios, las miradas, las carcajadas,
los encuentros —un entusiasmo esperanzado—,
y, en el centro, un vacío, una pesadumbre, una angustia: Silvia, la verdadera
Silvia. Me dije que había sido feliz. Puede que eso fuese la felicidad: una
triste esperanza”.
Camino de sangre, Cesare Pavesse y Bianca
Garufi.
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