jueves, 4 de mayo de 2017

Gerardito

  
No tuve hermanos pequeños, lo que me obligó a medir el paso del tiempo con mis sobrinos. Esta tarde, por ejemplo, hablando con Gerardito– para mí siempre será Gerardito­– me he dado cuenta de lo efímero que es el tiempo. Le he pedido que bajase a casa de la abuela –mi madre– y me ha contestado: “no puedo, estoy trabajando”, y seguidamente me ha mandado una foto para corroborar que era cierto lo que estaba diciendo. Se me ha vuelto a encoger el corazón. Le he dicho que no quiero y le he enviado algunos emoticonos llorando; me ha contestado: “jajajajaja”.Yo no me río.

Parece que fue ayer cuando, como yo con mis hermanos, estaba pegado a mí como una lapa todo el santo día: “tita puedo ir contigo a…”; “tita me compras…”. Ahora es mi pequeño aliado, mi noble y fiel confidente, pero las formas han cambiado. Ahora es: “eeeeeeeh, Mabel”, igual que “Elena” a su madre, y “Dolores” a su abuela, de modo que cuando de esos labios adolescentes vuelven a salir las dos sílabas que tanto pronunciaba en la infancia, a mí me vuelve a brillar el alma. Siempre.

Parece que fue ayer cuando fui a verte al hospital. Yo, al ver una boca tan despoblada de dientes, dije: ¡jo!, mira qué encinas tiene. Sí, parece que fue ayer, Gerardito. También parece que fue ayer cuando te engañamos y envolvimos una caja de pizza y te hicimos creer que los reyes te habían dejado en casa de la abuela un scalextrix. Cuando saliste al patio allí estaba la moto a batería que tanto deseabas. Parece que fue ayer, también, cuando dormíamos en el suelo en verano y hacíamos enfadar al abuelo con el ruidito que emitían nuestras espaldas al chocar, ¿te acuerdas?, O cuando te rompiste la tibia y el peroné y me dolió más a mí que a ti.

Parece que fue ayer, pero no. Parece que fue ayer y han pasado, ya, casi dieciocho años.

No crezcas más, Gerardito. No crezcas más.

Hoy, precisamente, que “tú no puedes volver atrás/ porque la vida ya te empuja”. Hoy, precisamente, que leo Palabras para Julia de J. A. Goytisolo.

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.






No hay comentarios:

Publicar un comentario