Hoy
te he vuelto a ver en todos los rostros, en cada objeto precioso, en el
amanecer, en la mañana soleada. Hoy, nada más despertar, sabía que estarías en
cada sonrisa, en cada pelo cano, en los cafés solos, en los vinos tintos, en las
conversaciones amables, en la conducción lenta, en el caminar apacible, en las
camisas a cuadros, en las miradas al cielo, en los “palillos en la boca” y en
las manos entrecruzadas en la parte baja de la espalda. Hoy te he vuelto a ver en los gestos de bondad de quienes
agradecen a la vida su suerte. Hoy has vuelto para recordarme que caminar en tu
ausencia es tarea ardua y pesarosa. Hoy has vuelto pero no para quedarte.
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