domingo, 11 de junio de 2017

Ahora nada es lo mismo

 Ahora, cuando apenas queda tiempo, decides correr para llegar, al final, a ese callejón sin salida que es el de los recuerdos. Ahora, cuando es necesario cerrar un libro y empezar a leer(te) en otro, deseas parar el tiempo; no quieres que avance y te das cuenta de que de nada sirve no querer que esto ocurra, porque ocurre. De nada sirve; como de nada sirve “correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme. Una tremenda congoja fue para mí lo único real en aquellos momentos”. Lo único real en estos momentos, sí.

Ahora sientes la necesidad de volver a todos aquellos lugares que, durante algunos años, te hicieron inmensamente feliz; sientes la necesidad de volver a pasear una tarde lluviosa por aquel universo en ruinas y sentir con tus manos las piedras que otros han rozado. Y te imaginas cuántos seres han disfrutado de lo mismo que estás disfrutando tú ahora; de algo tan pequeño e insignificante para muchos y tan grande y especial para tantos. Y deseas subir y bajar, pasear por aquel pequeño bosque que fue hogar y refugio cuando nada más lo era. Y por aquellas calles pérdidas de las que desconoces el nombre. Pero no, no hay tiempo. No lo hay. Tampoco llueve ni hace frío. Y ahora, nada; nada es lo mismo.

Nada es lo mismo

La lágrima fue dicha.

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.


Otro tiempo vendrá

Otro tiempo vendrá distinto a éste.
Y alguien dirá:
«Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas».

Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas,
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero
.

                                                        Ángel González 



Cerrar los ojos, mirar las estrellas y sentir que el cielo está cerca es lo único real en estos momento, porque ahora, nada es lo mismo. 

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