sábado, 21 de abril de 2018

Sus manos y su historia


Ellos no saben que son los protagonistas del cuento que yo he escrito sobre su propia historia de amor. Nunca lo sabrán. Tampoco lo leerán. Ellos no saben sus nombres, el día que se conocieron, cómo se enamoraron y cómo siguen, hoy, caminando de la mano. No lo saben porque esta realidad solo existe, convertida en ficción, en uno de mis cuadernos. Ellos no saben que son los protagonistas de la historia que yo cuento e invento. No, no lo saben. No. Quizá por eso, ayer, mientras caminaba pensando en la contingencia a la que está sujeta a veces la vida, me crucé con sus manos entrelazadas para, por unos segundos, quedarme a vivir en ellas. No, no lo saben. Como tampoco saben que, por su culpa, llevo todo el día con la mirada puesta en las manos de los otros: una pareja de ancianos, otra de jóvenes, una de dos chicos, una de una madre con su hija de unos 8 años, otra de un padre con un niño de apenas 3 años… Como tampoco saben que, por su culpa, llevo todo el día con la mirada puesta en mis manos, vacías y llenas al mismo tiempo. No, no lo saben.



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