Ahora que una es pseudoprofesora (por poco
tiempo ya) ve con más claridad los errores de esta, nuestra educación.
Recuerdo
-sobre todo en Bachillerato- la lista interminable de obras que tenía que
estudiar en la asignatura de Lengua Castellana y Literatura; lista compuesta
por el nombre del autor, la obra y la fecha de composición o publicación de
esta; lista que olvidaba días después, cuando me examinaba.
Comparto la opinión de quienes sostienen que no
debería estudiarse a ningún autor ni el título de ninguna de sus obras sin
haber leído alguna o "algo" de ellas. Un fragmentito al menos.
Por mucho que una intente que el alumno se acerque a todos los textos que, mínimamente, debe conocer, es imposible cuando un libro y una programación te exigen que veas toda la Historia de la Literatura en un año. Miento, en 9 meses (quitando navidades, Semana Santa, puentes, días festivos, fines de semana...). De locos.
Así, cuando acabe el periodo de prácticas, del teatro durante el franquismo se acordarán, si acaso, de "Tres Sombreros de Copa" e "Historia de una escalera", pero ni preguntarles por una obra de Jardiel Poncela, Sastre, Nieva o Arrabal un mes después de examinarse. Puede que hasta te pregunten, ¿quién es ese? Y yo lo veo normal. Preguntadme a mí ahora por las tres obras de Enrique Jardiel Poncela que cité ayer en clase y que el libro del docente incluye con muchas otras de otros autores con la pretensión de que un alumno, en este caso de 4º de ESO, las memorice. No sabe, no contesta.
Es absurdo que el alumno estudie una lista de
nombre en la que solo ve y lee palabras sin saber que detrás de ellas hay todo
un mundo de posibilidades. No digo yo que deban leerse (¡ojalá pudiésemos todos!)
tres obras de cada autor de cada género de cada época, pero tampoco memorizar
una serie de nombres que a los pocos días se nos olvidarán.
En fin...
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