No recuerdo exactamente qué día compré este
libro, pero sé que fue en aquella librería tan particular que os describía en
entradas anteriores. Sí, en la churrería-librería. Quizá fue aquel día que
Marina y Fátima estaban en Badajoz y fuimos para que conocieran el local. O
aquel otro en el que había quedado con unos amigos para tomar algo en el rincón
nazarí, y acudí a la cita media hora tarde y con una bolsa llena de libros.
Sigo sin acordarme.
Juego a regalarme un texto antes de irme a dormir. En la cama, sostengo el libro entre mis manos y, con los ojos cerrados, lo abro por una página cualquiera. Estoy en "Soledades, Galerías y otros poemas" de Antonio Machado. Estoy leyendo, y aunque no el "óvalo rosado de un rostro conocido", también estoy observando tras el "vídreo de equívoco reflejo".
Sí, la calle está en sombras.
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