viernes, 13 de enero de 2017

La calle está en sombras

No recuerdo exactamente qué día compré este libro, pero sé que fue en aquella librería tan particular que os describía en entradas anteriores. Sí, en la churrería-librería. Quizá fue aquel día que Marina y Fátima estaban en Badajoz y fuimos para que conocieran el local. O aquel otro en el que había quedado con unos amigos para tomar algo en el rincón nazarí, y acudí a la cita media hora tarde y con una bolsa llena de libros. Sigo sin acordarme. 

El caso es que conseguí esta joya que ahora tengo entre mis manos y me hace olvidar los días tan estúpidos que estoy teniendo últimamente. Estúpidos pero necesarios, creo. Creo o dicen. Ni siquiera creo que sea lo que yo creo. En fin, estúpidos y agotadores, más bien. 

Juego a regalarme un texto antes de irme a dormir. En la cama, sostengo el libro entre mis manos y, con los ojos cerrados, lo abro por una página cualquiera. Estoy en "Soledades, Galerías y otros poemas" de Antonio Machado. Estoy leyendo, y aunque no el "óvalo rosado de un rostro conocido", también estoy observando tras el "vídreo de equívoco reflejo".
Sí, la calle está en sombras.



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