"Demasiado
raras son las personas que pueden soportar tales experiencias hasta el fin.
Siempre es peligroso refrenar una energía explosiva, pues puede llegar el
momento en que deje de poseerse la fuerza para dominarla. El desmoronamiento
será originado entonces por una plétora. Existen estado y obsesiones con los
que no se puede vivir. La salvación, ¿no podría consistir en confesarlos?
Conservadas en la conciencia, la experiencia terrible y la obsesión terrorífica
por la muerte conducen a la devastación. Hablando de la muerte salvamos algo de
nosotros mismos, y sin embargo algo se extingue en el ser. El lirismo
representa una fuerza de dispersión de la subjetividad, pues indica en el
individuo una efervescencia incoercible que aspira sin cesar a la expresión.
Esa necesidad de exteriorización es tanto más urgente cuanto más interior,
profundo y concentrado es el lirismo. ¿Por qué el hombre se vuelve lírico
durante el sufrimiento y el amor? Porque esos dos estados, a pesar de que son
diferentes por su naturaleza y su orientación, surgen de las profundidades del
ser, del centro sustancial de la subjetividad, en cierto sentido. Nos volvemos líricos
cuando la vida en nuestro interior palpita con un ritmo esencial."
E.M. Cioran
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