Recuerdo
tu llegada aquel día de 2011. No fue en septiembre como la de los demás, fue en
octubre. Un mes tarde. Ya sabes lo que dicen, que lo bueno se hace esperar.
Llevo la friolera de seis años repitiéndote lo mucho que me alegro de que se
frustrara tu sueño para que el mío se hiciese realidad (¿de verdad seré yo
amiga?). Tu no entrada en la carrera que
ahora se llama Estudios ingleses y la
oportunidad perfecta para que Mabel encontrase en aquella aula 27 la amistad
verdadera.
Todavía
recuerdo recorrer toda la Avenida Antonio Hurtado para esperarte en la esquina
el primer día que íbamos a salir juntas de fiesta. No sabía entonces lo
importante que llegarías a ser hoy para mí.
La
vida pasa. Ahora no estás aquí en Cáceres, conmigo, pero siempre que voy por la
Avenida Alemania nos veo a las dos en tu portal, hablando, mientras las horas corren
y nosotras no nos damos cuenta. Hemos salido de clase a la una y son las cuatro
y todavía no hemos comido. Así un día y otro, durante todo un año. Tú me
abrazas con tus palabras y tu sonrisa y, desde el silencio, me hablas y te
preocupas por mí. Así durante todo un año. Así durante todos estos años.
Gracias
por tanto a cambio de tan poco. Gracias por tanta luz en los momentos de
oscuridad y por tanta paz en los momentos de tormenta.
Solo
puedo recordar ahora las palabras que R., mi profesora de ética y filosofía en
el IES Puente Ajuda, nos dijo en 2º de bachillerato: “es en la carrera donde
haréis vuestros verdaderos amigos. Con ellos compartiréis vuestra pasión, horas
de estudio, inquietudes, ilusiones, estrés, dedicación… “. Yo he tenido la
suerte de compartir mucho más: crecimiento y vida, mucha vida. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario