“La
clave es el tiempo. Se puede conseguir cualquier cosa con tiempo”
No
recuerdas la película en la que escuchaste estas palabras hace apenas unos
meses pero lo que sí recuerdas es haber tenido la sensación de que todo a tu
alrededor se detenía por momentos. El tiempo también.
Recuerdas
los días posteriores con una amargura insostenible porque un actor que ni
siquiera recuerdas de una película que ahora no logras identificar, consiguió
dar respuesta a preguntas que, aunque no planteadas, vivían en ti desde hacía años.
Siempre
habías soñado con tener más tiempo. Le pedías tiempo al tiempo y, de manera
inconsciente, todo tiempo era para ti insuficiente, escaso.
Aquel
lluvioso día de 2012, que ahora parece tan
lejano, terminaste volviendo de madrugada, aunque tenías que regresar por la
tarde. Era la una de la madrugada y seguías allí. Retrasaste el tiempo, quisiste perder el autobús para conseguir
más tiempo. Era la una de la madrugada…
Era
la una de la madrugada y habías conseguido algunas horas más. Y allí estabais
tú y él, cogidos de la mano, mientras los demás dormían. Él y tú, en silencio,
mientras el tiempo corría, suave y a la vez furioso; mientras el frío quemaba y
era su mano la única capaz de calmar el dolor que se había instalado como un
altar en lo más profundo de tu corazón.
Siempre
habías necesitado y querido tiempo, deseado tiempo. Tiempo para hacer y
deshacer, tiempo para crecer, para vivir, pero sobre todo tiempo para creer; para creer cuando todo estuviese oscuro, como
ahora, porque de tu viaje sin retorno, en el tiempo, solo queda vacío. A ese al
que te precipitas cuando su ausencia te golpea con fuerza. Porque el hecho de
reconocer que se ha ido para siempre, para todo el tiempo, te hace aún más
vulnerable, y es por eso por lo que repudias la realidad en la no está y te
sumerges en el sueño al que acudes siempre que quieres tenerlo cerca.
Es
por eso por lo que eres de letras y
no de números, y por lo que te
hubiese gustado ser primera y no última. Así hubieses tenido más tiempo y no
menos, aunque ahora tuvieses menos y no más, pero siempre menos es más cuando
se trata de lo importante. Pero no, ahora tú tienes más pero jamás más de ese
tiempo que siempre habías querido, y
si al final sigues teniendo más siempre, será siendo siempre igual de doloroso...
Disfrutar
Piensa
-o
mejor
no
lo pienses-
que
esto que
te
parece sin brillo
brilla
con
el único brillo de este único instante
y
que
hay
algo en él de suspensión
de
tiempo
detenido.
Diez mandamientos, Ada Salas
No hay comentarios:
Publicar un comentario