lunes, 13 de febrero de 2017

Deleite para mis oidos

Llevo más de una hora, con los cascos puestos, escuchando canciones de Manolo García desde el portátil y haciendo Playback con una botella de agua en la mano, mientras mi compañera de piso, Yoana, ve una serie también desde su ordenador con los cascos puestos.

He buscado por internet si viene de gira y, para mi desgracia, no. Estaba dispuesta a ir a cualquier sitio, sola, con tal de volver a escucharlo en directo otra vez. Por ahora no habrá una tercera vez.  Maldita sea. Seguiré haciendo el tonto desde una silla pegada a la calefacción o cantando con la música a todo volumen y aporreando el volante cuando voy en el coche.  

Hoy me quedo con Vendrán días y Lápiz, Tinta. Aunque llevo escuchadas más de 15 (Con los hombres azules, somos levedad, prefiero el trapecio, para que no se duerman mis sentidos, una tarde de sol, saldremos a la lluvia, como un burro amarrado en la puerta del baile…).

[…]
Porque un alma que mora en la sala de los pasos perdidos
es la furia vencida, cáscara vacía de un dolor exacto.
Déjame beber de ti en los labios de mujer extraña,
que hoy necesito el calor de unos brazos
que apaguen mi vana esperanza.
Déjame desnudo de recuerdos. No los necesito.
Que hoy necesito buscarte sin miedos, en otros rostros
buscarte.
Dame un lenguaje sin palabras para abrigarme que tengo frio.
Dame besos y caricias olorosas y descalzas.
Dame un mundo sin palabras que yo respire porque me ahogo.
Dame besos y caricias sinceras o mercenarias.
Déjame que escuche esa guitarra que hoy me falta el aire,
que hoy necesito besar otros labios creyendo que beso tus
 labios.
Déjame perdido en la noche que hoy el dolor duele,
que hoy necesito buscarte sin miedos, en otros rostros
 buscarte.
Déjame que escuche esa guitarra que hoy me falta el aire.



[…]

Libro, nube, ese es mi descanso.
árbol, fuente, cada vez que despierto.
ser durmiente. en la espuma de un antojo camuflarse.
para completa inocencia,
en las calderas del sueño divagar.
Que los días se van, río son.
ahora quiero sentir, caminar.
ahora quiero pintar, percibir
el color de esa flor que se marchitará.
Pinto, verdes parajes de belleza desolada,
vivo lo efímero y su valor.
bebo, apuro desperdicios de mi vida,
me recojo en la templanza de la tregua que me da
la anestesia del recuerdo.




Cierro la noche escuchando cuatro canciones de Los secretos (Pero a tu lado, ojos de gata, déjame, agárrate fuerte a mí María) con la lluvia de fondo. ¡Qué fácil ser feliz a veces!


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