Esta tarde he tenido el
placer de estar en el Centro de
Artes Visuales Fundación Helga de Alvear de Cáceres en la presentación de dos libros de Ada Salas: Escribir y borrar, y Diez Mandamientos. José Luis Rozas y Miguel Ángel Lama han
presentado a la autora haciendo un recorrido sublime por su obra y, tras esto, Ada
Salas ha cerrado el acto con la lectura de esos diez mandamientos que Miguel
Ángel define como “diez propuestas verbalizadas poéticamente en veintidós
poemas”. La lectura de estos estaba,
además, acompañada de los dibujos de Jesús Placencia. Precioso.
Como ha
dicho José Luis Rozas “a veces yo, que no escribo, me siento escrito por Ada, o
siento que ella escribe por mí”.
Esto es
lo que me ha pasado a mí cuando ayer me descubrieron uno de sus poemas. Hoy he
buscado información sobre ella y su poesía. En este poema que ayer me
descubrieron y que la autora publica en 1997, la muerte de su padre se
convierte en un referente obligado.
A qué región me llegaré a buscarte
ahora que reposas a mi lado
en forma de deseo
hombre
cuya belleza apenas
conocía. Cada día me ciñe
su cilicio de ausencia.
Me has herido de vida desde toda
tu muerte
y no hay sueño bastante a tu vacío
La sed
Ahora recuerdo una
conversación que tuve hace poco con un amigo. Me quejaba porque quería leer
varias cosas a la vez y no tenía tiempo. Estoy con Rayuela (Julio Cortázar), La
vida negociable (Luis Landero), En
las cimas de la desesperación (E. Cioran) y poesía (Miguel Hernández,
Goytisolo, Lorca, Gil de Biedma…). He pasado por Pléyades al salir del acto y
el libro Diez mandamientos estaba
agotado. Tendré que esperar hasta la semana que viene para seguir sumando lecturas
que nunca podré acabar y coleccionando libros hasta que mi madre decida echarme
de casa.
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