El domingo salimos con la intención de hacer la
misma ruta hasta llegar a la ciudad del
amor- absurdo tópico-. Tras más de
10 minutos esperando al autobús, Jorge se acordó de que Zakarías le había
comentado que los domingos no circulaban estos. Volvimos a casa con la intención de contactar con un uber que quisiera llevarnos a la estación. Ninguno; no era
rentable, pero sí lo era acercarnos a París por el módico precio de 60 euros. Ante este imprevisto, Zakarías decidió
enseñarnos un palacio que estaba a tan solo 15 minutos en coche. Jorge conducía
y él, de copiloto, cantaba agarrando la muleta como si fuese un micrófono. Yo,
atrás, con la ventana bajada, observaba aquellos campos verdes que me
trasladaron a Galicia. A Jorge también. “Hace un año estábamos haciendo las
maletas para irnos al norte de España- pensé- ¡cómo pasa el tiempo!”. Y pasa, y
no se detiene por nada ni por nadie. Llegamos a Vaux-Le Vicomte y accedimos al
interior por la entrada dispuesta para minusválidos. Cogimos unas audioguías e
iniciamos la visita. Me sorprendió
escuchar, entre otras cosas, lo siguiente:
El día de la inauguración de
Vaux, el 17 de agosto de 1661, el joven Luis XIV
quedó deslumbrado y probablemente se
le reveló como una obra de arte perfecta
en todas sus partes y lograda bajo
la dirección de un solo hombre. Fue en
Vaux donde concibió el proyecto de
Versalles, que confío al equipo de Fouquet.
En Vaux se encuentran
todos los detalles que darían la fama a la arquitectura
y a los jardines franceses.
Una
casualidad emocionante y sorprendente. Dos días antes habíamos visitado
Versalles sin tener idea de esto.
Y
ahora, no sé por qué, se me viene a la cabeza un poema de Luis Muñoz que leí el
otro día; Un paisaje de gentes:
Estar así fundido en el paisaje.
Ser parte de él.
Una hebra prendida,
una gota de un curso,
un pequeño motor
del movimiento.
No ser tan sólo uno,
ser uno entre los otros,
es esa irrigación
que das y dan los otros.
Sí, ciudadana de un lugar llamado mundo.
He vuelto a estar allí por un momento... 😍
ResponderEliminarTodo esto es gracias a la palabra que nos permite viajar al pasado de manera gustosa.
ResponderEliminar