miércoles, 23 de agosto de 2017

Unas palabras y una sonrisa

Vestía camisa a rayas verdes y blancas, pantalón vaquero, tenía el pelo cano, unas gafas con cristales amarillos y una sonrisa jovial y sincera que, sin lugar a dudas, le restaba años. Parecía tener 40 y tenía lo menos 60 y tantos, cerca de los 70, como tendría mi padre ahora. Eran las 19:35 y yo bebía un café en el bar de siempre, en aquel con fachada roja y adornos de hierro en negro.  Se paró, me miró y me dijo una palabra que no he escuchado en mi vida, de ahí que ahora no logre recordarla.  Le contesté: "¿qué? Disculpa, no le he oído",  y me dijo: "que es una maravilla ver a una joven leyendo. Ya nadie lee; me ha llamado mucho la atención. ¿Qué estás leyendo?", volteé el libro, le enseñé la portada y contesté: "Una obra de Luis Landero, autor de Alburquerque". 
"Sí, lo conozco -dijo- ¿Tú eres de allí?- le dije que no, que era de un pueblo cercano a Olivenza- yo soy de Villanueva del Fresno. Ahora estoy con una obra de Gabriel García Márquez. Las he leído casi todas. Este hombre es mejor que Cervantes, es estupendo. También me gusta Cela". Le comenté que yo, hacía unos meses, había vuelto a leer "La familia de Pascual Duarte" y me dijo: "Uh, esa es tremenda, ¿eh? Cuando mata a su perro y ...". Dejé de escucharlo por un momento porque la literatura pasó a un segundo plano y lo que sus ojos decían y contaban atrajo toda mi atención; estaba entusiasmado y consiguió contagiarme; me contagió de vida. “Bueno, maja, adiós, sigue leyendo”. Se fue y no escuchó mis últimas palabras: “lo haré, seguiré leyendo; ahora y siempre”.
Me arrepiento de no haberlo invitado a sentarse conmigo a conversar sobre literatura o sobre la misma vida. Espero volver a verlo y tener la ocasión de decirle que aquel 23 de agosto cambió mi día con solo un gesto; unas palabras y una sonrisa.
Entré en el bar, pagué el café- un euro- y cuando salí el cielo me parecía más azul y la vida más hermosa.
Unas palabras y una sonrisa. Maravilloso. Gracias.


2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito, Pin!

    Volveréis a encontraros otro día.

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  2. Ojalá, Jorge, ojalá.
    Ya sabes que estas cosas me ponen muy tonta y sensible pero también me hacen muy feliz. Parece algo imposible.

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