domingo, 5 de marzo de 2017

Parece que va a llover

Llovió, pero, lejos de limpiarlo todo, arrastró la suciedad hasta hundirlos en el lodo. Las cadenas se habían roto y, ahora, todo era inmundicia; desorden y caos en aquel universo que siempre había sido cobijo. Hasta ahora; hasta hoy.

Ahora, nada. Cinco y nada. La nada más absoluta ahogándolos en un pozo de miserias y reproches que, quizá, mañana carezca de sentido. Hoy no.
Y ahora,  ¿cómo?

La corriente pasada trae aguas putrefactas que axfisian y afligen al que intenta salir a la superficie a tomar un poco de aire. Inunda a cinco.

Y vuelven a ser letales. Palabras instaladas, a modo de altar, donde la conciencia habita, donde el corazón adolece, ahora.

¿Cómo deshacerse de ellas? Imposible; innecesarias y no efímeras. Eternas.


Eso, eternas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario