“¡Es
que de verdad, lo que hay que aguantar! Ayer por la noche estuve pensando que
yo también me voy a poner a escribir poesía, porque total, para escribir esas mierdas. Ni rima, ni consonancia
silábica, ni sentido, ni nada…”. Estas
palabras me decía Carlos esta tarde, después de mandarme una foto de una poesía
de alguien que se llama a sí mismo cantautor y poeta. Por eso discutimos un
día, por culpa de quienes se enfrentan a este arte con osadía. Pero, vamos a
ver, por favor, ¿qué criterios tienen hoy día las editoriales?, ¿Me lo explica
alguien, por favor? Voy a poner yo una grabadora cuando estoy cantando bajo la
ducha y a ofrecer a una productora discográfica mi obra de arte a ver si me la compra. También puedo presentar alguno
de mis estúpidos relatos y ver si, con suerte, me convierto en escritora. O plasmar sobre un lienzo los espléndidos
dibujos que, durante las deprimentes horas del MUFPES, he hecho en mis cuadernos.
Total, hoy en día se vende y se compra cualquier cosa y, visto lo visto, el
listón está a la altura del betún. Dejemos
que la gente que se toma las cosas y la vida en serio sufra las consecuencias
de una sociedad que prima una poesía tan excelsa
como esta:
“Hay
mujeres/ guapas,/ atractivas,/bestiales,/sensuales,/ voluptuosas/ o elegantes./
y hay una/ categoría superior/ cariño,/ donde sólo/ estás tú./”
Sandra
y Carlos han estado en mi piso esta tarde. Hemos decidido que vamos a ser
poetas nosotros también. Con decirlo y decidirlo basta. Así funcionan las cosas
en esta, nuestra sociedad actual. Hemos empezado a crear nuestro primer soneto.
Tenemos el primer cuarteto y el primer verso del segundo. Una cosa
SOBRESALIENTE, ILUSTRÍSIMA, SUBLIME:
Soneto I: a los poetas modernos
Tú, que osas enfrentarte a la
poesía,
que podrías haberte dedicado
al derecho, o no haber estudiado
y mejor trabajar de policía
¿Crees que la gente en tus versos
confía?
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