domingo, 12 de marzo de 2017

Pseudopoesía y pseudopoetas

“¡Es que de verdad, lo que hay que aguantar! Ayer por la noche estuve pensando que yo también me voy a poner a escribir poesía, porque total, para escribir esas mierdas. Ni rima, ni consonancia silábica, ni sentido, ni nada…”.  Estas palabras me decía Carlos esta tarde, después de mandarme una foto de una poesía de alguien que se llama a sí mismo cantautor y poeta. Por eso discutimos un día, por culpa de quienes se enfrentan a este arte con osadía. Pero, vamos a ver, por favor, ¿qué criterios tienen hoy día las editoriales?, ¿Me lo explica alguien, por favor? Voy a poner yo una grabadora cuando estoy cantando bajo la ducha y a ofrecer a una productora discográfica mi obra de arte a ver si me la compra. También puedo presentar alguno de mis estúpidos relatos y ver si, con suerte, me convierto en escritora. O  plasmar sobre un lienzo los espléndidos dibujos que, durante las deprimentes horas del MUFPES, he hecho en mis cuadernos. Total, hoy en día se vende y se compra cualquier cosa y, visto lo visto, el listón está a la altura del betún.  Dejemos que la gente que se toma las cosas y la vida en serio sufra las consecuencias de una sociedad que prima una poesía tan excelsa como esta:

“Hay mujeres/ guapas,/ atractivas,/bestiales,/sensuales,/ voluptuosas/ o elegantes./ y hay una/ categoría superior/ cariño,/ donde sólo/ estás tú./”

Sandra y Carlos han estado en mi piso esta tarde. Hemos decidido que vamos a ser poetas nosotros también. Con decirlo y decidirlo basta. Así funcionan las cosas en esta, nuestra sociedad actual. Hemos empezado a crear nuestro primer soneto. Tenemos el primer cuarteto y el primer verso del segundo. Una cosa SOBRESALIENTE, ILUSTRÍSIMA, SUBLIME:

Soneto I: a los poetas modernos

Tú, que osas enfrentarte a la poesía,
que podrías haberte dedicado
al derecho, o no haber estudiado
y mejor trabajar de policía

¿Crees que la gente en tus versos confía?







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