Este
blog es también un homenaje a Luis Landero, como el que tuvo lugar ayer en el
MEIAC de Badajoz. No igual, por supuesto, ni de la misma calidad poética.
Retrato de una mujer inmadura nace con la pretensión de convertirse en un espacio donde guardar los recuerdos de
manera desordenada. Esto lo
encontramos, también, en Retrato de un
hombre inmaduro de Luis Landero, obra en la que el protagonista narra sus
recuerdos sin ceñirse a un orden establecido ni a una linealidad temporal, es
decir, “al azar de la memoria". Cuenta sus aventuras de
manera espontánea y natural en “el curso de la que muy probablemente sea su
última noche en este mundo”. La manera de decir no es igual, por supuesto, ni de
la misma calidad poética. Tampoco las circunstancias; espero que esta no sea mi
última noche, aunque ¡a saber!, porque "Dios ha
muerto, Nietzsche ha muerto y yo no gozo de buena salud”. A saber…
Leí
esta obra en segundo de carrera y, desde entonces, no he dejado de leerla en
todos estos años. Ya cuatro.
Las
palabras de Luis Landero formaron parte de mi
discurso personal en un día tan especial como el de mi graduación. No hubiese
podido elegir mejor, estoy segura. Siguen formando parte de mi vida y de mi día
a día, tanto que no solo me sé de memoria algunas fragmentos de su obra sino
que acudo a ellos con frecuencia. Luis Landero es, como dijo Álvaro Valverde, “símbolo
de nuestra forma de ser y conducirnos”.
Pero, antes de seguir, permítame
una reflexión…
Creo
firmemente que la vida está llena de casualidades maravillosas. Lo mismo pensé hace cuatro años cuando me topé con su obra en un momento delicado en mi vida; lo mismo pensé
ayer cuando observé cómo Luis Landero estampaba, en esta, unas líneas especiales
para el recuerdo. Podía haberlo hecho en una de las otras dos obras que llevé (Juegos de la edad tardía y La vida negociable), pero no, fue en Retrato de un hombre inmaduro.
Escucharlo
es, siempre, un placer. Espero seguir teniendo la oportunidad de hacerlo a través de sus textos; esos
que nos permiten, también, escucharnos a nosotros mismos.
Pero ¿de qué estábamos hablando?...
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