viernes, 10 de marzo de 2017

Samba

El hijo de tu amiga es tu sobrino cuando ella es como tu hermana; aunque las obligaciones y la distancia obliguen a veces a estar menos que antes.

Samba cumple dos añitos y, estoy segura, es uno de los niños más felices del mundo, porque su madre es la mejor de todas y se esfuerza todos los días porque esto sea así.

Quizá sea repetir lo mismo otra vez, pero no importa; cuando es verdad lo que se dice las palabras hablan solas.

Aquel año que vivimos juntas en Moctezuma, me traías mis regalices preferidos para alegrarme un poco las tardes y me dejabas dormir la siesta en tu cama (mientras tú estudiabas fonética inglesa) cuando quería estar acompañada para dejar de pensar. Nunca te importó que te diese la lata y sigue sin importarte.

Dos personas con tanto en común, sin saberlo entonces, dos adultas metidas en el cuerpo entonces de dos niñas, y dos personas que el destino sabía que tenía que cruzar.

Y me diste un sobrino. Ese Angelito negro que llegó para poner tu vida en orden, como decía tu madre. Qué caprichoso el destino. Se fue un mes antes de conocer al que hubiese sido la alegría del resto de sus días, ese niño que irradia luz por los poros, al que todo el mundo quiere y del que todo el mundo celebra su belleza. Qué caprichoso el destino...

Reproduzco aquí, en su segundo año de vida, unas palabras que le dedicó Samba a su madre agradeciéndole su buen hacer como madre:

"Querida mamá:

Hoy quiero decirte lo importante que eres para mí. Cuando supiste que ibas a ser mami, mi abuelita decía que yo sería el angelito negro que pondría tu vida en orden y así ha sido, ¡no sabes cuánto te quiero! Aunque ella partiera un mes antes de que yo naciera sé que nos está viendo y cuidando desde un mundo mejor. Toda la gente dice lo bonito, simpático y alegre que soy, pero todo es gracias a ti, a la pasión que pones en cuidarme, a la maternidad tan generosa que estás teniendo conmigo, al apego, al amor incondicional que recibo todos los días desde que me levanto hasta que me acuesto. Sé que soy un niño muy afortunado y que la huevito estaría muy orgullosa de su hija, que se ha convertido en toda una mujer responsable, buena, inteligente, y luchadora, y esos valores están muy por encima se otros muchos que de valoran hoy en día en esta sociedad.

Gracias, gracias por ser mi mamá. Gracias a ti creceré sin miedos, creeré en mí y me querré sea como sea, porque tú me has enseñado a luchar, porque tú me has enseñado a creer y porque tú me has enseñado a querer sin límites".

Felicidades Samba, que tu vida siga estando siempre llena de esa luz que tú irradias.













No hay comentarios:

Publicar un comentario